Una azafata ve a su difunto marido en el avión y luego se da cuenta de un detalle sorprendente

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Los auxiliares de vuelo lo ven todo. Desde pasajeros histéricos a necesitados pasajeros de primera clase en busca de una amiga con la que cotillear, lo más probable es que se lo hayan encontrado. Dicho esto, una cosa que las azafatas no esperan encontrarse en el aire o en tierra es a sus maridos fallecidos. Aunque hay cinco etapas del duelo, interactuar con tu amado no es una de ellas.

Las facturas no se pagan solas

Todos hemos estado ahí: suena el despertador y harías casi cualquier cosa por pasar el día en la cama. Lena García tuvo un comienzo de día difícil, deseando con todo lo que llevaba dentro no poder enfrentarse al mundo durante las siguientes 24 horas.

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Sin embargo, como todos sabemos, las facturas hay que pagarlas, así que se armó de valor para afrontar el día. Mientras se movía por la casa, su hogar, intentó evitar todo lo que le hacía añorar a su difunto marido.

En dos mentes

Con una petaca de café en la mano, Lena empezó a conducir hacia el aeropuerto. Aunque estaba pasando por el momento más difícil de su vida, se obligó a apreciar lo que la rodeaba. Sabía que tenía la suerte de vivir en la impresionante California, aunque ya no lo tuviera a su lado.

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A medida que se acercaba al aeropuerto, sintió que se ponía tensa. Una vez más, pensó en llamar y pedir más tiempo. La aerolínea había sido tan comprensiva con su pérdida que sabía que lo entenderían. Sin embargo, también sabía que cuanto más esperara, más difícil sería su regreso.

La incómoda simpatía

Al entrar en la sala de empleados, sintió que la habitación se tensaba. La gente se puso rígida e incómoda antes de abrazarla con palabras amables y simpatía. Deseó que todo terminara, y entonces vio a Cassandra que se dirigía hacia ella.

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A pesar de que Cassandra siempre había sido cordial con ella, Lena tenía la sensación de que le caía mal. Dicho esto, Cassandra mostró verdadera preocupación por su bienestar y la recibió con mucho más cariño del esperado.

Aislados por el dolor

Una vez que los compañeros de trabajo de Lena hubieron expresado sus saludos, volvieron a sus asientos y conversaron entre ellos. Lena sintió una mezcla de alivio y soledad. Agotada ya, se tiró en un sofá y pensó en lo mucho que había cambiado su vida en el último mes.

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Se dio cuenta de que la gente hablaba en voz baja a su alrededor, probablemente como un acto de amabilidad. Sin embargo, se sintió excluida por sus acciones, e hizo todo lo posible por ignorar el nudo en la garganta y las lágrimas que amenazaban con formarse.